Nadie sabe
cómo te quiero,
que eres mi paraíso,
mi arboleda sin fin,
que tu triste mirada
encendí.
Cuando tu cuello
aquel día
sensible a mis caricias
logré acariciar para ti
y me envolví
en tus brazos
y me arrullaste
con amor
y pusiste
en mí un lazo
que me hizo amarte
mejor…
Y enlazada estoy
mi cielo,
soy yo la causa,
de tu anhelo…
Y tu mirada opaca
ya encendida
es mi alegría, mi paz
¡y mi desvelo!
ANAMARÍA BLASETTI
No hay comentarios:
Publicar un comentario