Transito una calle muy larga
en una tarde de ardiente sol,
a lo lejos, me parece verte a vos;
corro, llego y no llego,
me caigo, me levanto:
era un ESPEJISMO, no era mi amor.
Ya no tengo remedio
para esta situación,
en todos lados te veo,
no tiene límites mi consagración.
Y otra vez corro,
llego y no llego, es un ESPEJISMO mi amor…
Y allí te miro y allí te veo,
como un imán revestido de misterio
que te atrae a mí,
hasta tu voz oigo en este cautiverio,
¿pero, dónde estás, mi amor?,
te repites en mi camino,
continúas en mi memoria
como un pájaro que se ha ido, y yo,
obstinadamente persigo…
El amor me crece en la sangre.
Ojalá en tu sangre creciera mi sangre…
Otra vez salgo bajo el sol,
siempre, a lo lejos, buscándote;
pero solo eres un ESPEJISMO,
mi Amor, mi Amor.
ANAMARÍA BLASETTI
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