Buscar

miércoles, 8 de agosto de 2012

LLEVASTE LA GLORIA A MIS PIES…


Un día te ví
y no pasaste
por mí desapercibido
en mi destino.
Mientras yo
zozobraba
y tal vez
tú también,
hasta la raíz
de mis huesos
quebró
en un instante 
aquella soledad.
Llevaste la gloria a mis pies
quietos y tiesos
que no querían andar;
pensé: conmigo
nada podrá!
Pero tenías aspecto de triunfo
con aromas a mano limpia
a manos fuertes; y hoy,
sólo tu voz consigue
doblegarme
y me encanta oírte.
Ahora en cada verso
que te escriba
mi vigilia te protegerá.
Cada vez que te piense
seré mendiga de tu voz
para que me pronuncies…
Soy avara…
sólo para mí espero
tu voz,
tu dulzura de almíbar…
¡hiciste que
vuelva a tener sed!
Gracias.

ANAMARÍA BLASETTI