A Doña Irma y Don Oscar Calvo
Todos los días a las cuatro de la tarde,
cuando la visita comienza
él ya está en la puerta de su amante.
Cuando se casaron el cura dijo:
Los uno, hasta que la muerte los separe!
Fue un 7 de diciembre del 55; ella 23,
él cumplía 26; hoy tiene 81 años.
Fue voluntarioso trabajador municipal
y con ello a su familia supo cuidar…
Irma, de punta en blanco, luego a su hijito
y esposo los mandaba orgullosos por la vida…
Soles y lunas formaron el tiempo que pasó,
cálida luz encendida de madre en su corazón.
Y hoy, la tengo enfrente mío, la miro, me mira,
y al llegar la tarde, como si alguien le dijera,
sabe que él llega, como un amoroso soldado.
Don Oscar: -¡Hola, Irma, cómo estás! -Bien papá…
-Vení que te doy peras cortadas, leche con vainilla…
Y cuando el horario de visitas termina,
ella queda en su cama de hospital,
pero él no se va sin decirle:
-Te quiero, Irma, te quiero…
ANAMARÍA BLASETTI
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