Me encierra la noche, Señor,
el peso de las cargas que llevo en mi interior
me cubren de pena, el dolor me consume
y el futuro me llena de horror…
Quiebra mi estabilidad, la injusticia en
derredor
duermo y me veo descansando en un cajón,
nubes que se chocan producen relámpagos en
mi interior,
casi todo me sacude y me lastima, Señor…
Señor…
¡Quiero cerrar las puertas,
el mal tiempo que no ingrese, por favor,
mi alma cansada, triste y abrumada
clama, clama, clama por Dios!
Y en un haz de luz te veo
iluminando mi oscura vida de dolor:
No temas –me dices–, ¡aquí estoy!
Eres mi hijo: mi paz te dejo, mi paz te doy.
Tu Espíritu Santo es el motor
que hace funcionar nuestro corazón;
en nadie estoy más confiado
que al sublime cuidado de tu favor.
Tomaré una decisión:
no me importará qué piensen los demás.
Mis ventanas cerraré al ciclón…
los dolores de mentiras y engaños nada
podrán con tu Amor.
¡En esta Pascua de Resurrección,
te invito, a vos, a vos, y a vos,
a tomarnos de la mano de Cristo
y a seguir su ejemplo: Modelo de Amor!
ANAMARÍA BLASETTI
(1958 – 2012)